Nos sumergimos en las 7 competencias básicas y fundamentales que ayudan a las personas a lograr su desarrollo y desempeño profesional.
Si nos centramos en la definición de competencias, son aquellas características individuales (motivación, valores, rasgos, etc.) que permiten a un profesional desempeñarse óptimamente en su puesto de trabajo.
La competencia de una persona define su capacidad productiva medida en términos de desempeño real y demostrado en un determinado contexto de trabajo. Esto no resulta únicamente de la capacitación, sino también de la experiencia adquirida en situaciones concretas en el ejercicio de su trabajo. En resumen, la competencia es aquello que hace a una persona competente. Si te interesa profundizar más en el tema, en artículos anteriores, ahondamos en las diferencias entre las competencias, las capacidades y las habilidades.
Dicho lo cual, una cuestión es clara: los profesionales deben centrarse en adquirir las competencias necesarias para desarrollar con éxito su carrera laboral. Hay que diferenciar entre aquellas competencias más técnicas y aquellas competencias que son más transversales. Son en estas últimas en las que nos centramos en el presente artículo. Así, a continuación, nos sumergimos en las 7 competencias transversales que ayudan a los profesionales a lograr con éxito su desempeño en su vida laboral.
7 competencias básicas para el desarrollo profesional
1. Inteligencia emocional
La inteligencia emocional consiste en saber cómo percibir, expresar, comprender y gestionar las emociones. Afecta en cómo una persona se comporta, en cómo hace frente a las complejidades sociales y en cómo gestiona sus decisiones personales para alcanzar resultados positivos.
2. Gestión del tiempo
La gestión del tiempo, organización del tiempo o administración del tiempo es el proceso de planear y ejercitar el control consciente del tiempo empleado en actividades concretas, especialmente para aumentar la eficacia, la eficiencia o la productividad. Para aprender a desempeñar el trabajo al nivel más elevado posible y para priorizar las tareas del día a día.
3. Asertividad y escucha activa
La asertividad es la capacidad del ser humano para relacionarse y comunicarse con otras personas, respetando los derechos de uno mismo y los de los demás. Lo cual, entre otros aspectos, implica también saber decir que no. Se trata de una forma de comunicación que parte de la empatía y del respecto. Esto permite también saber elegir sabiamente en qué “batallas” se debe participar. Asimismo, la asertividad está estrechamente vinculada con la escucha activa. Ello significa saber lo que los demás han dicho y han querido decir y, a su vez, que estos sientan que se les ha escuchado. La mayoría de la gente conoce las técnicas para escuchar atentamente: no interrumpir, ser capaz de parafrasear, entender el significado subyacente y aceptar los puntos de vista de los demás. Es algo básico para poder desarrollar correctamente casi cualquier trabajo.
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4. Conciencia de equipo
Puede parecer contrario a la intuición sugerir que pedir ayuda es una competencia profesional, pero realmente lo es. Supone confianza y humildad. Además, esta competencia está estrechamente relacionada con el trabajo en equipo.
5. Creatividad
La creatividad es la capacidad que tiene el ser humano para crear algo de otras ideas que son nuevas e interesantes, es decir, la capacidad para analizar y valorar nuevas ideas, resolviendo problemas que se presentan en el transcurso de la vida del ser humano y los desafíos que se presentan en lo académico y cotidiano.
6. Iniciativa
La iniciativa es la competencia que puede llevar al profesional muy lejos. Sobre el papel, la iniciativa es fácil, el deseo de adoptar una acción, de ser el primero o de anteponerse siempre está ahí, pero en el mundo real esto no es tan común.
7. Positividad
Se trata de la capacidad de analizar de manera constructiva una situación en la que no se logran los resultados deseados, de obtener reflexiones positivas que ayuden a una progresión futura. Cuanto mayor es el reto, es más importante fomentar esa positividad.
Al igual que las competencias más técnicas, estas otras competencias transversales se pueden aprender. Estas competencias se adquieren, se desarrollan y se pueden poner en práctica por parte de todos los profesionales.
La evolución de estas competencias es continua y ello plantea un reto. Estar al corriente de las mismas es fundamental, pero todavía es más importante anticiparlas.
Teniendo en cuenta estas competencias básicas y fundamentales como punto de partida, es vital que las organizaciones localicen las competencias claves para ellas y diseñen un modelo de desarrollo del talento. El objetivo de un modelo de desarrollo del talento es contribuir a la transformación organizativa de la compañía a través de la generación de valor para sus personas en su desarrollo profesional y experiencia de empleado.
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Directora de Operaciones en Endalia. Cuenta con amplia experiencia profesional en la dirección del área de clientes desarrollando proyectos de gestión de talento y personas.